Hubo amor en Gaza


 | Por: Gearóid Ó Loingsigh |

En 1939, los nazis alemanes tomaron control de Varsovia y en 1940 establecieron el Gueto donde encerraron 300.000 judíos y luego en 1942 comenzaron a llevarlos a sitios como Treblinka para asesinarlos. En 1943 los judíos se sublevaron. Marek Edelman fue el único comandante sobreviviente de la sublevación. Judío, anti sionista y hombre valiente. Escribió sobre sus experiencias en el Gueto: su primer escrito fue El Gueto Lucha, y luego en 2013 luego de su muerte También Hubo Amor en el Gueto, un relato oral transcrito por Paula Sawicka. Es que a veces olvidamos que las luchas interrumpen la vida cotidiana y está a su vez interrumpe las luchas. En las guerras y los conflictos personas reales, luchan, mueren, nacen y aman.

 

¿Por qué nunca me pregunta nadie si en el gueto hubo amor? ¿Por qué eso no le interesa a nadie? Alguien debería hacer una película sobre el amor en el gueto. Era el amor lo que ayudaba a resistir.

 

También en Gaza hubo, y aún hay, amor. Hubo amor cuando era un pueblo bíblico, y también en 1947 cuando se convierte en un campo de refugiados para miles huyendo del terror sionista. Hubo amor cuando esos mismos sionistas lo convirtieron en un gueto. Y todavía hay amor en medio del genocidio. Edelman no sólo hablaba de amor romántico, aunque sí cuenta varias historias de eso, de la felicidad que encontraron en el amor mientras los nazis los acechaban, sino de amor fraternal, filial, de la comunidad de lo ajeno y los que nada tienen que ver con uno.

 

Leyendo sus dos libros, las comparaciones que se puede hacer con Gaza son sorprendentes. En Gaza todos los días la gente lucha, se entrega a la lucha por la supervivencia de mil maneras. Hay quienes pudieron haber escapado de Gaza antes del genocidio, pero no lo hicieron, en Varsovia había gente que cruzaba en misiones a lo que Edelman llama el lado ario y regresaban. Otros tenían la opción de irse, Edelman mismo sacó a muchos, pero algunos optaron por quedarse.

 

Le llegó el turno a la madre. Y en este momento la señora va y dice que no, que no se va. Que desde hace un año está fuertemente unida a alguien y que ha sido el año más feliz de su vida. Así que se quedó. Permaneció a mi lado [Edelman] hasta que sus hijas le hicieron señas con las manos desde una ventana en el lado ario, tal como habíamos convenido. A la mañana siguiente, Władka las llevó al piso preparado, donde sobrevivieron a la ocupación.

 

En Gaza hay personas que se dedican a actividades lúdicas con los niños, música etc., para distraerlos un rato del hedor de la muerte que los rodea.[1] Muchos de ellos ya cayeron bajo las bombas sionistas o murieron a manos de algún sanguinario francotirador sionista. En el Gueto de Varsovia también hacían actividades con los niños y clases. Edelman cuenta como montaron un Club de Teatro y 12.000 niños asistieron a las producciones en 1941 y dos obras, Las Muñecas y El Granero, se presentaron 80 veces. Todo un esfuerzo cultural para mantener el ánimo de los niños.  Cualquier parecido a Gaza es acertado.

 

Y luego están los médicos. El Dr Abu Safia tiene nacionalidad extranjera, pudo haberse escapado de Gaza en cualquier momento, o por lo menos intentarlo. Pero nunca quiso. En el internet se ve entrevistas con él, interrumpidas por los bombardeos. Algunas de estas entrevistas las hicieron el periodista Anas-al-Sharif asesinado por los sionistas. El Dr Abu Safia se quedó, conociendo de sobremanera la suerte que le esperaba. Al final los sionistas lo secuestraron y hoy día se pudre en alguna parte del gulag sionista.[2] En Varsovia se veían cosas parecidas.

 

Tan sólo Hendusia y Roza acompañaron a los niños hasta Varsovia y luego en su último viaje. Hendusia podría haber salido del gueto, salvarse, sobrevivir, pero no quería que los niños pasaran miedo, que llorasen. Se quedó con ellos aun a sabiendas de lo que les esperaba. ¿Por el sentido del deber o por el amor que les tenía? En aquel tiempo las dos cosas eran una misma.

 

Los médicos, periodistas y payasos que juegan con los niños en Gaza también se quedan por amor y deber. Lo vemos todos los días, bien cuando entrevistan a algún médico o cuando lo asesinan. Vemos a los niños correr entre los escombros de lo que eran sus casas, escuelas, hospitales, sitios de recreo y más. Edelman describe cosas parecidas. Cualquier lectura de Edelman inevitablemente trae a la mente a Gaza. Las tácticas de los nazis alemanes eran parecidas a las tácticas de los nazis sionistas. 

 

Jugaron con el hambre de la gente. Para convencerlos a subir los trenes voluntariamente, les decían que iban a otro sitio a trabajar y les daban un buen pedazo de pan (tres kilos) y mermelada (un kilo). Edelman y la resistencia advertían a la gente sobre la realidad, pero en su desespero muchos, aunque no todos, no querían creerles. Algunos preferían a la mentira reconfortante del pan, como los niños y adultos palestinos que hacen fila para recibir comida en Gaza y luego son asesinados por nazis de la estirpe sionista. Señala y nos hace recordar que mientras morían de hambre en el Gueto, los nazis hacían películas de propaganda mostrando a hambrientos y a puestos de comida traficada desde el lado ario. Pero la realidad era que los nazis jugaban con la comida y la niñez. Los niños salían a escondidas a buscar pan y regresaban y Edelman nos cuenta como cada día se escuchaba un disparo y otro niño caía muerto con el pan en sus brazos, como Amir, el niño palestino asesinado luego de besar la mano y dar las gracias a un empleado de la agencia sionista GHF (Fondo Humanitario de Gaza) por la comida que recogió.[3] Es una entidad de propaganda montada por Israel. Casi todos los días luego de repartir comida, las fuerzas armadas de los sionistas, disparan contra la multitud y en una de esas masacres cayó el pequeño Amir. Los nazis alemanes hicieron del asesinato de niños hambrientos una rutina, los sionistas mantienen la tradición viva. Grotesca tradición la de ellos.

 

Los niños son los más vulnerables en cualquier conflicto, y obvio si sus padres están muertos corren mayor peligro. No sólo morían bajo las balas nazis en Varsovia sino morían de hambre, un hambre provocada por las medidas tomadas por los nazis, igual que el hambre en Gaza.

 

Al comienzo de [la calle de] Karmelicka, el portal del número 6 forma un pequeño nicho. En él se sientan varios niños que mendigan. Pálidos, flaquísimos, apenas pueden moverse; sólo les quedan fuerzas para extender la mano. Junto a ellos yace un niño tapado con papeles. Ha muerto allí mismo. Un poco más adelante, más cerca de Leszno, solía apostarse una niña que, esperando unas monedas, cantaba una canción. Se apostó allí durante mucho tiempo, hasta que un día se sentó y se durmió. Ya no volvió a despertarse. Con la cabeza apoyada en el muro, aguarda a que al día siguiente aparezca alguien que la lance sobre una carretilla con cadáveres desnudos.

 

Otra tradición que los sionistas mantienen viva y perfeccionen. Claro, el Gueto de Varsovia duró tres años y los nazis alemanes se entretenían luego de los asesinatos.  Cada día mataron al azar a adultos y niños en la calle. A metros de distancia de donde cometieron sus fechorías celebraban fiestas.

 

Todos los días, después del toque de queda, afluyen coches al hotel Bretaña. Los alemanes se divierten aquí todas las noches. Dentro tienen a sus chicas, y no se sabe si es un lugar de diversión o un burdel. La calle está desierta. Se oye la música. Lo más probable es que los alemanes estén bailando. Junto a la terraza se congregan niños. Esperan que alguien tire una colilla por la ventana. Y en la madrugada volverá a pasar un carretón y se llevará varios cadáveres de niños.

 

Me hace recordar al genocidio actual y las operaciones militares anteriores cuando los sionistas subían a las colinas cerca de Gaza a tomar trago y ver las bombas caer sobre inermes civiles o los barcos que ahora salen al mar con niños abordo para ofrecer una vista de Gaza y el genocidio.  La falta de empatía, el sadismo y la ausencia total de compasión.[4] Para esos viajeros en los cruceros, los palestinos son infrahumanos, Untermenschen, como decían los nazis alemanes.  No sé cómo los nazis sionistas lo dirían en hebreo, pero sí sé qué crearon otra generación de nazis sionistas.

 

En medio de la represión y violencia nazi, existían los colaboradores. En el Gueto de Varsovia, había policías judías, quienes detenían a otros judíos para entregarlos a los nazis. Igual que ICE en los EE.UU. tenían un cupo de personas que tenían que entregar (7 por día) y no les importaba quienes eran. Según Edelman ellos eran los más inflexibles en tu tarea, entregaron a médicos y hasta a niños perdidos.  También existía un concejo de judíos, montado por los nazis para la administración del Gueto, el Judenrat, y no faltaban a los que argumentaban en contra de la violencia.  Argumentaban que era mejor no provocar a los nazis. Claro, he aquí una diferencia clara entre Varsovia y Gaza. En Varsovia esos traidores estaban en medio de la población. En Gaza, están lejos. Los policías palestinos que colaboran con los nazi sionistas están en Cisjordania, el Judenrat es la Autoridad Palestina dirigida por Mahmoud Abbas.  A diario colaboran con los israelíes, con las fuerzas de ocupación. No disparan contra los israelíes sino contra otros palestinos en Cisjordania quienes se resisten.

 

Edelman nos exhorta a tener en cuenta lo que fue el Holocausto, pues en el occidente culpan a una sola persona, a Hitler. Todo el andamiaje del capitalismo de ese entonces formaba parte del Holocausto. No se habla de las empresas como IBM, Coca Cola, Siemens, IG Farben etc, quienes participaron en la guerra y en el Holocausto mismo. Quienes nos recuerdan su papel son voces disidentes, disonantes, no son de los gobiernos ni de los medios principales. Ahora en medio del genocidio, algunos apologistas sionistas en el occidente quieren culpar a una sola persona: Netanyahu. Pero él no actúa solo, ni siquiera en Israel. Tiene el apoyo de la población, de los gobiernos extranjeros, de la Unión Europea, las empresas grandes. El genocidio en Gaza tiene múltiples responsables.  Se encuentran en Paris, Londres, Washington y por supuesto en Berlín donde el actual gobierno quiere ser recordado como lo que se denominaba en los juicios de las Juntas Argentinas como cooperadores necesarios en el genocidio, es decir personas o entidades cuya participación era necesario y sin esa participación no se podía proceder.  Sin Alemania, Gran Bretaña, Francia, los EE.UU. la UE no habría ningún genocidio en Gaza. Según Edelman.

 

Antes que nada, hay que recordar una cosa: qué fue el Holocausto. No es verdad que fuera un asunto judío. No es verdad que fuera el asunto de cuatro szmalcowniks (delatores). O catorce. O cuarenta. O cuatrocientos. No es verdad que fuera el asunto de esos cien o doscientos mil alemanes que tomaron parte personalmente en el exterminio. No, fue un asunto de Europa y de la civilización europea, que crearon las fábricas de la muerte. El Holocausto es una derrota de la civilización. Y por desgracia esa derrota no se acabó en 1945. Hay que recordarlo. Todo el mundo lo debe recordar. La cuestión de la memoria es una cuestión política. La política moldea la memoria de la sociedad, del grupo; da igual si se trata del grupo de los aquí reunidos, o uno gremial, o nacional. Todo esto moldea la política. La de los países totalitarios lo hace con mucha más fuerza. La propaganda hitleriana era magnífica; formó la memoria basándose en el asesinato, pues Goebbels era un propagandista genial. Y eso ha perdurado hasta hoy.

 

Cierto. Estamos repitiendo un genocidio porque las sociedades olvidaron como ocurrió el Holocausto. Culpamos a individuos y no a poderes económicos, políticos, militares y hay quienes creen que lo de Gaza es una aberración en la política internacional cuando realmente es una parte integral. Israel caerá, y aunque no confío mucho, ojalá tengamos la oportunidad de juzgar a todos los responsables en un juicio al mismo estilo de Nuremberg y que veamos a todos colgados del patíbulo. Hubo amor en Varsovia, hubo amor en Gaza y debemos hacer justicia, debemos vengarnos. Sus crímenes son imperdonables, jurídicamente, políticamente y moralmente. Ni perdón ni olvido para ninguno de ellos, desde el soldado raso hasta los presidentes y gerentes de multinacionales. En la práctica muchos fueron perdonados luego de Nuremberg, ese error no se debe cometer dos veces.

 

Se deben leer los libros de Edelman. Nos hablan del pasado y del presente. Aquí no lo puedo hacer, toca leerlos, una y otra vez, pues lo que describen ha pasado una y otra vez desde 1945. Edelman termina El Gueto Lucha diciendo que los que no perecieron en Varsovia nos dejan a nosotros la obligación de mantener viva la memoria de los que cayeron.  No lo hicimos. Fracasamos. Gaza es la prueba fehaciente de eso.



[1] Para ver el trabajo de estas personas nobles consulten la página https://www.freegazacircus.org/# donde encontrarán información y videos.

[3] Middle East Monitor (31/07/2025) Child in Gaza kisses aid worker’s hand before being fatally shot by Israeli forces. https://www.middleeastmonitor.com/20250731-child-in-gaza-kisses-aid-workers-hand-before-being-fatally-shot-by-israeli-forces/

[4] La Sexta (23/09/2024) Los macabros cruceros de israelíes: recorren la costa de Gaza para ver la destrucción y planificar su asentamiento. https://www.lasexta.com/noticias/internacional/macabros-cruceros-israelies-recorren-costa-gaza-ver-destruccion-planificar-asentamiento_2024092366f16fb63c87870001e9244e.html




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