50 años de la derrota del imperio en Vietnam

El 30 de abril se cumplen 50 años del fin de la guerra de Vietnam.  Ese día se selló la derrota de los Estados Unidos, de sus políticas de intervención y sus estructuras hegemónicas de poder y de dominio.

 

| Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez* / El Quinto |

 

Esa guerra se inició un año después de que el ejército revolucionario derrotara a Francia y se firmaran los Acuerdos de Ginebra en 1954. En ellos, se declaró la división del país: el norte comunista, liderado por Ho Chi Minh y respaldado por la URSS y China, y el sur anticomunista, apoyado por Estados Unidos. Vietnam se reunificó en 1975, una vez que el ejército gringo fue derrotado y expulsado de allí.


Dicho ejército empezó a hacer presencia en esa parte del continente asiático desde que las tropas francesas se retiraron de allí. Los presidentes John F. Kennedy y Lindon B. Johnson, temían la expansión comunista en Asia y en América latina. Allá pusieron tropas a intervenir directamente, aquí promovieron, financiaron y dirigieron golpes y dictaduras militares.

 

En 1964, un grupo de lanchas rápidas del ejército de Vietnam del Norte atacó al más grande destructor estadounidense en el golfo de Tonkín. A partir de ese momento y hasta 1968, Estados Unidos desplegó medio millón de soldados, hizo alrededor de 300 mil misiones de bombardeo y adelantó la operación Rolling Thunder en la que se detonaron 800 mil toneladas de bombas e inició el uso de armas químicas y biológicas (como el agente naranja, por ejemplo) que dejaron afectaciones en más de una generación de vietnamitas. Todo ello violando el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos.

 

Las consecuencias humanas, económicas, sociales y ambientales fueron devastadoras. Murieron casi 3 millones de vietnamitas y más de 58.000 soldados estadounidenses. Hubo un éxodo masivo de personas: huyeron millones de civiles que estaban atrapadas en medio de la guerra y algunas que fueron colaboracionistas con el invasor yanki. El 20% de los bosques fueron destruidos.

 

Estados Unidos perdió la guerra. Miles de jóvenes, esta vez sus propios jóvenes, regresaron a sus hogares en ataúdes. Los sucesivos gobiernos gringos trataron de presentarlos como héroes, dignos de imitar y, para eso, les rendían honores y hacían ceremonias fúnebres llenas de pompa y boato. Sin embargo, fue creciendo un movimiento mundial de repudio a la guerra de agresión desatada por los Estados Unidos. Las manifestaciones eran multitudinarias en Europa, Asia, África y Centro y Sur América. En las propias calles estadounidenses se desarrolló un gran movimiento por la paz y contra la guerra. Aparecieron algunas de las mejores obras de arte y literatura, creadas como protesta y como exigencia de poner fin a la guerra en el sudeste asiático.

 

Hubo revueltas y protestas universitarias, que, con el espíritu de libertad y rebeldía de mayo del 68, organizaron un movimiento antibélico. Este se fortaleció a punta de verdades.

 

El lunes 4 de mayo de 1970 la Guardia Nacional disparó contra estudiantes que protestaban por la guerra; el gobierno y sus alfiles de los medios de comunicación pretendieron ocultar el hecho. Pero se logró probar que ese cuerpo armado había asesinado estudiantes estadounidenses inermes.

 

Otro tanto ocurrió cuando se revelaron los famosos Papeles del Pentágono. Ese fue el nombre que se le dio a un estudio elaborado por el Departamento de Defensa de USA en el que se reconoció y evaluó la implicación del gobierno de ese país en Vietnam entre 1945 y 1967. En ese mismo documento se mostró cómo se le mentía a la opinión pública para poder alargar la guerra.  Acerca de dicho documento, The New York Times dijo que «…demostraban, entre otras cosas, que la administración Johnson había mentido sistemáticamente, no sólo al público sino también al Congreso, sobre un tema de interés nacional trascendente e importante»

 

La movilización social y el costo económico de la guerra (casi 170 mil millones de dólares) además de debilitar su economía, inducía a reformas.

 

En medio de la derrota política, ideológica, moral y económica de los Estados Unidos, en 1973, se firmó el Acuerdo de París. Se pactó un plan de retirada de las tropas invasoras. Pero el conflicto militar continuó hasta que el Frente Nacional de Liberación (Vietcong) y el Ejército de Vietnam del Norte se tomaron Saigón, capital de Vietnam del Sur, el 30 de abril de 1975.

 

Estados Unidos y el mundo entero aprendieron que toda superioridad militar es derrotable, que toda guerra tiene límites, que la superioridad tecnológica no garantiza la victoria en guerras asimétricas y que ignorar la historia y cultura de un pueblo agredido, significa la derrota del agresor.

 

La guerra de Vietnam mostró el costo humano de las guerras proxy y subrayó la necesidad de soluciones diplomáticas. Fue un punto de inflexión que expuso los riesgos de la intervención extranjera y redefinió la geopolítica. Para EE.UU., fue una lección de humildad; para el mundo, un recordatorio de que las guerras no se ganan solo con armas, sino con legitimidad y comprensión de las realidades locales. Al pueblo de Vietnam el mundo le debe gratitud por su legado vigente en debates sobre ética militar, derechos humanos y el papel de las superpotencias en conflictos ajenos y por su capacidad para haberse reunificado, reconciliado y dar lecciones de paz y respeto.

 

El Museo de la Guerra, en la ciudad de Ho Chi Min (antigua Saigón), en Vietnam, documenta lo ocurrido y es visitado por miles de turistas.

 

Esta ciudad, que había quedado devastada, inició su recuperación en los años 80s del siglo pasado. Mezcla lo mejor de la arquitectura moderna y la planificación urbana, con lo más sólido de su cultura e identidad, basada en el máximo respeto por el otro, la igualdad de condiciones humanas para todos, seguridad personal al 100%, sin crímenes, ni trampas, con silencio y tranquilidad pública como grandes valores.


En Ho Chi Min se encuentra, además, la riqueza y variedad de la comida autóctona, mucho café a todas horas y en todas partes. Se respira la confianza de que en 2030 el 53% de sus 104 millones de habitantes serán de clase media. Hoy el 13% de su población pertenece a ese segmento poblacional. Hay vida después de la guerra.

 

*Profesor Titular de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Ph.D en DDHH; Ps.D., en DDHH y Economía; Miembro de la Mesa de gobernabilidad y paz, SUE.


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